martes, 20 de diciembre de 2011

¿Año nuevo, vida nueva?

Cuáles son tus nuevos propósitos para el año 2012? Aún no te has detenido a pensar en ello? Quizás sean los mismos del año pasado...o del año anterior...

Cada final de año, así como al final de cualquier etapa de nuestras vidas, resulta muy positivo hacer una apreciación de todo aquello que representó para nosotros una ganancia, así como también todo aquello que simbolizó alguna pérdida. De esta manera, nos situamos de nuevo en un punto de partida donde reorganizamos nuestras prioridades y nos sentimos mejor preparados para comenzar de nuevo.

Sin embargo, los cierres no son siempre fáciles de manejar y mucho menos de aceptar. Muchas veces las pérdidas que hemos tenido representan grandes  quebrantos y al principio no sabemos cómo caminar sin ellas... O quizás pensemos que lo que consideramos "ganancias" no son suficientes para todo el esfuerzo que hemos invertido intentando conseguirlas.



Cerrar etapas nos confronta con el apego afectivo que podamos tener hacia ciertas facetas de nuestra vida, hacia algunas personas, incluso hacia ciertos deseos o ideales que nos hemos marcado, anclándonos en ciertas imagen rígida que tenemos sobre nosotros mismos o sobre cómo debería ser nuestra vida.

Si no lo hacemos, si no dedicamos el tiempo que sea necesario para concluir estas situaciones, nos acompañarán durante un nuevo período, ocupando nuestra mente y nuestro corazón, impidiendo abrirnos a nuevas experiencias y aprendizajes. No se trata de menospreciar aquello que ya ha pasado, muy por el contrario de lo que se trata es de darle la importancia que se merece, llenarnos de todo lo que nos puede aportar, aprender de aquello en lo que fallamos o que nos faltó aceptar, reconocer y hasta perdonar y de este modo abrirnos a un nuevo orden en nuestra vida.

Cerrar nos permitirá abrir, así como concluir - iniciar, perdonar (nos) - amar (nos)...

 
Los seres humanos necesitamos rituales que nos incentiven de cierta forma a realizar pasos importantes. Estas fechas nos ofrecen esa oportunidad! Te atreves a que el año 2012 sea realmente diferente?? A ver cumplir verdaderamente tus sueños??

Para poder llenarnos de buenas nuevas, necesitamos limpiar (nos) primero. Para ello se hace indispensable vaciarnos de todo aquello que no nos hace falta, que ocupa algún espacio innecesariamente y mientras tanto, durante todo este proceso, no olvidarnos de CREER!!! 

Este último paso es la clave para avanzar. Si no sabemos hacia dónde queremos ir, cómo esperamos llegar hasta allí? 
"Podría decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?"
"Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar"- dijo el Gato.
"No me importa  mucho el sitio"…- dijo Alicia.
"Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes".- dijo el gato.
Lewis Carroll. Alicia en el país de las maravillas.

La vida nos regala una nueva oportunidad para ser mejores, para conseguir aquello que tanto hemos deseado, para alcanzar nuestros más profundos sueños... No te olvides que solo podrás conseguirlo contigo mismo, te necesitarás para caminar y sobre todo para disfrutar del trayecto! 

Preparémonos entonces para despedir a esta etapa que culmina, agradeciéndole todo cuanto nos haya dado y quitado, dejándola ir y al mismo tiempo, abriendo los brazos hacia una nueva aventura llena de todo aquello que podamos y queramos conseguir.

FELIZ AÑO 2012!

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Viviendo dentro de un desconocido...



Me atrevo a ser lo que soy o elijo ser lo que tú quieres que sea???



Te has preguntado alguna vez si haces las cosas o dejas de hacerlas por voluntad personal o porque con ello esperas obtener algo del otro? Puede que no te hayas detenido alguna vez a pensar en esto, pero es muy frecuente que en algún momento hayamos dejado de ser nosotros mismos para complacer a otros o para obtener algún beneficio secundario, por ejemplo; sentirnos aceptados, amados, apoyados...

Todas las decisiones que tomamos, conscientes o inconscientemente, tienen un impacto en nuestra vida y ésta en particular nos marca lamentablemente de forma negativa. Puede que en un principio veamos solo beneficios porque al mimetizarnos en el otro y con el otro aparentemente nos acomodamos a su forma de ser y el otro puede  agradecerlo...dándonos lo que esperamos, pero llega un punto en el que podemos llegar a perdernos en el otro, dejando de lado lo que somos, lo que queremos y de esta forma, nos desconocemos.






Perder el sentido de quienes somos resulta muy angustiante y confuso. Se trata de dejar de establecer un contacto genuino con lo que nos hace realmente felices, cómodos y libres. Y así como podemos olvidar recuerdos del pasado, podemos también no recordar cómo relacionarnos con nosotros mismos, cómo hacer que esa mirada que con tanto esfuerzo mantenemos hacia el exterior, ya no tenga sentido mirando dentro.

Cuando esto ocurre, nos sentimos inseguros, desconfiados, con baja autoestima, dependientes, confundidos y muy frustrados, nada nos satisface porque hemos perdido el sentido, nos hemos distanciado de nuestro norte y el peligro es que mientras más nos dejemos distanciar de nuestro centro, de nuestro ser, más desconocido nos resulta y más miedo nos da acercarnos...

Cuando no sabemos lo que queremos, lo que necesitamos, se nos hace más difícil establecer límites ante el mundo. Los límites son necesarios en nuestra vida, nos distinguen, nos protegen nos hacen firmes, únicos, nos permite empoderarnos de lo que somos, de lo que no somos y de lo que queremos seguir siendo.




Mantener una imagen que no es la nuestra nos desgasta, nos frustra...y nos entristece.

Los límites nos dan seguridad y estructura y nos muestran también nuestras carencias, indispensables para seguir creciendo y aprendiendo a ser mejores.


Al fin y al cabo, nuestra satisfacción es genuina cuando el otro nos aprecia por lo que somos, de este modo sí hay intercambio, contacto real! Por lo tanto, nuestro ser en unidad (pensamiento, sentimiento y acción) fluye en armonía y se enriquece de “SER”...


viernes, 30 de septiembre de 2011

Y DÓNDE COMPRO LA RESILIENCIA??

Hoy hablaremos de ti y de mí y de nuestra extraordinaria capacidad para adaptarnos a las distintas circunstancias que vivimos.


Sin darnos cuentas o afortunadamente haciéndolo consciente, somos seres muy capaces, que por supervivencia, nos vamos haciendo a todo aquello que nos va ocurriendo, adquiriendo nuevas destrezas y superándonos en cada adversidad.




La pena es que muchos de nosotros desconocemos que tenemos esta riqueza interna y desaprovechamos grandes ocasiones de cambio y aprendizaje. Sin embargo, tarde o temprano, la vida nos enfrenta con alguna situación de dificultad y nos ofrece una grandísima oportunidad para ampliar nuestra percepción de las cosas, reevaluar nuestros propios recursos y sobre todo, adquirir nuevas herramientas ante nuevas crisis.


Usualmente, cuando salimos airosos de alguna situación, nuestro cerebro por economía cognitiva, almacena todos aquellos pasos llevados a cabo como precaución ante alguna situación futura con características similares, de modo que si más adelante, volvemos a vivir alguna circunstancia similar, ya sabremos qué hacer…


Lo que sucede con esto es que nos hacemos fieles a unas pocas formas de reaccionar, apegándonos a ellas como si fuesen nuestros “caballitos de batalla”. De esta manera, volviéndonos rígidos en nuestro actuar, podemos llegar a sufrir mucho.


Si es cierto que nos han funcionado en el pasado y por eso nos dan seguridad, no tendríamos por qué pensar que serán de igual utilidad en nuestro presente ni mucho menos en el futuro. No nos damos cuenta del peligro que esto nos puede traer y sin saberlo, nos limitamos.



El intentar forzar una respuesta estereotipada a una situación determinada, en vez de adaptarla a las características propias de dicha situación, siempre será una solución muy poco efectiva.


A la capacidad para adaptarnos a los cambios de forma exitosa, siendo flexibles y consiguiendo sobreponernos ante cualquier situación difícil, saliendo incluso fortalecidos de las mismas, se le conoce con el nombre de RESILIENCIA!!


Podemos llegar a aprender a superar obstáculos de manera exitosa, sobre todo en situaciones de incertidumbre, siempre y cuando estemos dispuestos a ser coherentes con lo que sentimos, pensamos y actuamos. Quizás la clave sea ser flexibles y estar abiertos a todo lo que nos ocurra, percibir cada situación como una posibilidad de aprendizaje y de desarrollo personal.


Si huimos, tendremos siempre la confirmación de que no seremos capaces de enfrentarnos a las dificultades, aumentará nuestro miedo y nuestra inseguridad. Sin embargo, si damos la cara, aunque con los mismos miedos e inseguridades, al atravesar por estas situaciones poco gustosas, vamos ganando en experiencias, vamos recorriendo caminos que el día de mañana ya no serán nuevos ni desconocidos, sino por el contrario, tendremos más herramientas y recursos de los cuales echar mano cuando los necesitemos.


Las respuestas y todo aquello que necesitas están dentro de ti…


domingo, 19 de junio de 2011

Llenando vacíos...

Me quieren? Me quieres?..Me quiero???




Desde hace cuánto no te tomas el tiempo para mirar (te) internamente, para conocerte un poco más, saber realmente lo que quieres, lo que necesitas, mimarte un poco.

Todos tenemos vacíos internos, hoyos, terrenos desconocidos, zonas que hemos dejado a un lado por desconocimiento, por dolor, por miedo. Por lo general, intentamos estar más en el afuera para no contactar con nuestro adentro…huyendo de todo aquello que nos hace sentir, que nos llevaría realmente al contacto con nuestro SER…

Todo aquello que desconocemos nos genera miedo, defensa, reacción, angustia. En cambio, preferimos HACER a SENTIR, nos pasamos la vida llenando nuestras horas de planes, deberes, bullicios…para qué? Qué pasaría si nos quedamos en la nada?…Qué sentirías si te apartas un poco de la ACCIÓN y entras en la PASIVIDAD de tu interior?




Huimos de cualquier sentimiento que hemos aprendido como desagradable, incluso tendemos siempre a escapar de aquello que aún no hemos experimentado, quedándonos al margen y prefiriendo lo ya transitado y por tanto, seguro!

Una de las consecuencias negativas que se nos puede presentar actuando de esta manera, es que perdamos la perspectiva de aquello que necesitamos, los límites entre lo externo y lo interno se enturbian, pudiendo sentirnos confundidos acerca de lo que sentimos y/o queremos.

Actuando de esta manera, restringimos nuestro repertorio de experiencias, reducimos nuestros recursos al mínimo, quedándonos con aquello con lo que estamos acostumbrados, sintiendo más temor y confirmando nuestras falsas inseguridades. Pero todo aquello que creemos desconocido, deja de serlo en el momento en el que nos enfrentamos a ello y así, no solo ganamos en experiencias que nos permiten aumentar nuestra perspectiva de las cosas y nos preparan para situaciones similares en un futuro, sino que ganamos en vivencias emocionales, aprendemos a conocernos mejor en tal o cual situación.

Asimismo, se reduce automáticamente la ansiedad porque entramos en un terreno que comienza a ser familiar para nosotros, por lo tanto, nos sentimos más seguros y confiados en nuestras potencialidades, ganando un abanico muy amplio de opciones que nos hacen más ricos como personas.

Qué tan grande es nuestro vacío que no vemos realmente este deseo de ser atendidos por nosotros mismos? El camino no es buscar fuera lo que tan generosamente podemos encontrar dentro si aprendemos a querernos, respetarnos, aceptarnos y cuidarnos un poco más.


miércoles, 18 de mayo de 2011

Y por qué no decidir SER FELIZ…

Hoy quisiera compartir una impresión de la que me encuentro cada vez más convencida. Normalmente, orientamos la mirada hacia los acontecimientos negativos que nos ocurren,  a lo que aún no hemos alcanzado, a nuestras carencias personales, familiares, profesionales, emocionales…por si fuera poco, continuamente nos comparamos con el otro, con lo que tiene, con su manera de ser, con lo fácil que se le dan las cosas…

Cómo no sentirnos desanimados y desesperanzados con esta forma de ver la vida?



Hay quienes consideran que esto se debe al estilo de educación que hemos recibido, a la cultura en la que vivimos, a las continuas experiencias negativas que “desgraciadamente” nos ha tocado vivir…y si, es cierto que todas estas cosas pueden afectarnos, sin embargo, los únicos protagonistas de nuestra vida somos nosotros mismos y esto nos da poder de decidir cómo queremos vivirla, de qué manera queremos que nos afecten las cosas, cómo podemos hacer para enfrentar las situaciones desagradables de forma que salgamos fortalecidos y enriquecidos…

La mayor aspiración del ser humano es SER FELIZ y esta ilusión se basa en una DECISIÓN Y UN COMPROMISO PERSONAL al cual no se llega sino con un trabajo diario. No se trata de algo que obtendremos al final del camino, ni de algo que lograremos una vez consigamos ciertas cosas (dinero,  pareja, el mejor trabajo, hijos…) no es algo que se posterga por la consecución de ciertos logros u objetivos, es más bien la consecuencia de un cambio de percepción y aceptación de nuestra realidad. 

Es aquello para lo que estamos hechos, para lo que hemos venido a este mundo. No es una quimera, sino una realidad que se consigue con un cambio de consciencia y con gratitud. 

Sabemos que ver la vida a través del vaso medio lleno no siempre es fácil, no siempre es posible, PERO ES UNA DECISIÓN. El empoderarnos y responsabilizarnos por nuestra realidad nos permite crecer a nivel personal, nos hace sentirnos seres activos ante nuestra propia existencia, más capaces de buscar aquello que nos hace bien, permitiéndonos ir más en sintonía con lo que necesitamos, confiando mucho más, no solo en nosotros sino en el proceso de la vida.


Cada día es una nueva oportunidad de darnos cuenta de qué podríamos cambiar para sentirnos mejor. En nosotros está el poder de decidir sentirnos víctimas de situaciones que se escapan de nuestro control, o más bien centrarnos en aquello que si podemos mejorar, cambiar, fortalecer y agradecer. 

Se trata de un cambio de percepción, un cambio de gafas que nos ayude a mirar el mundo y nuestra existencia en éste de una forma más agradable y más inspiradora. Nunca es tarde para comenzar de nuevo.

Es el camino que recorres y no el final del mismo el cual te dará alegrías y satisfacciones...Por qué no decidir ser feliz mientras lo transitas?



miércoles, 27 de abril de 2011

Al rescate de nuestras sombras


Todos nos sentimos mejor en la luz; donde todo lo hermoso, lo aceptable, lo inspirador, es presentado al mundo como un trofeo, donde nos sentimos seguros y confiados, incluso orgullosos de lo bien que manejamos nuestras virtudes. Es decir, de aquellas partes de nosotros mismos que conocemos bien y que se encuentran bajo nuestro control.

Pero, somos conscientes de que mientras más nos identificamos con esta zona de luz, más intensa y enigmáticas se nos presentan nuestras zonas desconocidas, nuestras sombras?

Todos tenemos zonas oscuras, aquellas partes de nosotros mismos que no nos gustan, que salen sin esperarlas, que en ocasiones nos sorprenden, nos asustan, incluso hasta queremos negar e intentamos continuamente esconder a algunas personas.

Lo curioso es que mientras más intentamos esconder nuestra impulsividad, nuestra timidez, nuestro egoísmo, nuestra vulnerabilidad, nuestra actitud defensiva o depresiva…entre otras miles, más intensas se muestran, más abrazadora se nos presentan.
Estas partes, sean brillantes o muy oscuras, son nuestras, nos perteneces, nos definen en nuestra totalidad. En la mayoría de los casos, aquellas que no son socialmente aceptadas y que por ende intentamos esconder, son un recurso adaptativo para determinadas situaciones. 

Sin embargo, cómo controlar lo que nos parece incontrolable? Cómo poner orden al caos?

 En principio aceptando que así como emanamos y proyectamos luz, también en ocasiones somos sombra. Al aceptar esta realidad, al entender que nos movemos en un continuo de polaridades, que cada una de nuestras cualidades tiene su inevitable opuesto, no nos sorprenderemos de nuestros polos menos atractivos cuando éstos aparezcan.

Cuando nos dejamos estar en alguna de estas emociones, sin intentar evadirla, evitarla o negarla (quedándonos en la vulnerabilidad, la rabia, la tristeza, la vergüenza…) entramos en contacto con la fuerza de la emoción, nos apropiamos de los sentimientos que son nuestros. Al aceptarlos, al integrarlos como propios, disminuye su intensidad.

De esta manera, vamos ampliando nuestra percepción, vamos aprendiendo qué cosas nos hacen sentir de alguna o de otra manera, comenzamos a observar sin juzgar nuestras propias reacciones ante diferentes estímulos, además de ser capaces también de empatizar con otras personas que también pasan por lo mismo.
Este aprendizaje nos conduce hacia un crecimiento personal muy rico. Al permitirnos sentir y explorar, el miedo, la ansiedad y el deseo de evadir estas emociones disminuyen porque ya no hay desconocimiento sino “experiencia”. 

Cuando aceptamos integramos y al integrar nos volvemos más firmes, más completos. Nuestras sombras dejan de serlo y se convierten poco a poco, en LUZ.


Podrías reconocer alguna de tus sombras?

miércoles, 6 de abril de 2011

¿Cómo nos vemos ante el mundo?, ¿Cómo creemos que nos ven los demás?




¿Te has puesto a pensar cómo es tu relación con el mundo que te rodea? ¿Qué tipo de relaciones estableces con los demás?  ¿Te comportas de la misma forma, teniendo las mismas actitudes con algunas personas que con otras? ¿A qué crees que se deba este cambio?

Quizás nuestra primera reacción ante estas cuestiones sea la de defender que nos comportamos del mismo modo en cualquier situación, sin importar la imagen que brindemos a los demás, siendo coherentes con lo que pensamos, sentimos y hacemos. La verdad es que la mayoría de las veces, no es así.

Nos comportamos de manera distinta en el trabajo, con nuestros amigos, con nuestros familiares, mostrando en cada ocasión aquella expresión que consideramos la mejor, la que nos hará conseguir el amor, el respeto, la atención y el reconocimiento que necesitamos y buscamos (la mayoría de las veces sin saberlo).

¿Cómo eres en realidad? ¿Eres de las personas que intenta agradar a todos, que estás pendiente de todo lo que ocurre, intentando siempre responder a todos los detalles para no perderte de nada? ¿Eres como aquellos que se repliegan en sus pensamientos, alejándose del contacto, del compromiso, de la intimidad y/o la acción? ¿Eres quizás como aquellas personas que intentan siempre impresionar o como aquellos que huyen del conflicto y siempre asumen una postura mediadora? O aquel que tiene siempre una respuesta para todo... o el bromista, el ingenuo o el seductor?...

Todos hemos aprendido alguna o varias maneras de ser y de estar ante el mundo desde que somos niños, en un principio para conseguir el amor de las personas más importantes de nuestra vida…La pregunta es, para qué ahora que hemos crecido, nos seguimos comportando igual?

Los seres humanos tenemos esta impresionante capacidad de cambiar, mejorar, adaptarnos a los cambios y responder a múltiples vicisitudes. Sin embargo, resulta curioso cómo también nos quedamos anclados a rasgos y/o comportamientos que desarrollamos en momentos más primarios y que mantenemos a lo largo de nuestra vida adulta sin cuestionarnos si realmente continúan siendo útiles, o si por el contrario, nos generan algún malestar.

Te invito a reflexionar sobre algún comportamiento que hagas usualmente, con el cual no te sientas del todo a gusto o satisfecho, pregúntate si realmente quieres preservarlo o si sería mejor readecuarlo a tu ahora…

Estos comportamientos que llevamos a cabo, lo hacemos en un intento inconsciente de manipular nuestro entorno, tal y como lo aprendimos durante nuestra infancia al intentar encontrar cierto apoyo externo (que nos aceptaran, que nos quisieran, que nos tomaran en cuenta, que nos reconocieran…) El problema viene cuando no nos da resultado, nos sentimos entonces frustrados por no conseguir lo que queremos y a la vez atrapados porque al estar  habituados a esta manera de actuar, por lo general no vemos una salida.

Necesitamos volver a nosotros mismos, buscar en lo profundo lo que intentamos encontrar en otros, redescubrir nuestros apoyos y no esperar ser calmados, respetados, queridos o reconocidos por los demás. Al entender que somos inmensamente ricos en capacidades y recursos y que además somos lo suficientemente flexibles para aprender cada día nuevas formas de ser y de actuar que se adapten más a nuestras necesidades, podremos realmente ser capaces de actuar al unísono con nuestra manera de pensar y de sentir.

Actuemos guiados desde nuestro interior, haciendo aquello que realmente nos haga sentirnos en paz con nosotros mismos.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Atrapados en nuestras expectativas...


En nuestro artículo de hoy los invito a la siguiente reflexión..

Dónde nos encontramos mentalmente a lo largo del día?


Nos proyectamos continuamente hacia el futuro, al deseo de conseguir nuestras metas o, como si de una cinta de grabación se tratase, regresamos continuamente al pasado, al refugio de nuestros recuerdos más queridos, de aquellos años que no volverán...? Y mientras tanto...qué pasa?, dónde estás? seguramente llena de vacíos y de quejas. Te conviertes, sin darte cuenta, en un manojo de insatisfacciones.

Cómo podemos despertar? Estamos acabando con nuestros mejores momentos y no hacemos nada para evitarlo. Cuando jugamos a ser idealistas y soñadores, sin ACTUAR y llevar a cabo nuestras expectativas, nos sentenciamos a vivir en la tristeza, la insatisfacción y la desazón, inmediatamente nuestra vida pierde sentido.

El único momento en el que estamos realmente VIVOS y podemos hacer algo con nuestra realidad ES AHORA!, justo aquí, en el lugar en donde te encuentras. Este es el único momento en el que eres realmente el protagonistas, donde el único que decide cómo sentirse, cómo reaccionar y qué pensar, ERES TÚ MISMO. Donde todo está en tus manos para ser transformado, creado, reinventado a tu antojo. Cada momento es tu oportunidad para empezar de nuevo. Lo sabías verdad?

Necesitamos ser conscientes de esta realidad y no dejar que se nos escape de las manos este gran regalo. Si nos pasamos la vida esperando que algo maravilloso suceda (conseguir el trabajo anhelado, conocer a alguien realmente especial, reencontrarme con un amor…) pasará el tiempo y nos sentiremos pasivos ante la vida, impotentes y víctimas de lo que esta “vida cruel nos ha deparado”...Esta es una postura muy cómoda, no crees?

Lo cierto es que no es fácil salir de este margen de seguridad porque tenemos mucho miedo a lo que no conocemos, a equivocarnos, al fracaso, a descubrir espacios diferentes, facetas distintas de nosotros mismos...tristemente preferimos la crítica y la queja...

 El problema es que en menos de lo que te esperes, al mirarte al espejo, en vez de sentir gratitud y satisfacción, verás el desgaste de todos estos años. Sentirás que no te has reído lo suficiente, que te has perdido de muchas experiencias maravillosas, querrás devolver el tiempo atrás y con todos estos pensamientos, vendrá también el resentimiento. Lo mismo pasa si nos quedamos anclados en el pasado.

La terapia Gestalt nos invita a reflexionar sobre la temporalidad de nuestra vivencia de realidad, expone que el pasado no volverá, que el futuro, al no haber llegado, es incierto y por lo tanto no existe, solo nos queda el presente para crear y para ser quien queremos ser.

 Qué nos impide caminar? el miedo a explorar emociones desconocidas?, el miedo al fracaso, el miedo al qué dirán si me atrevo? preferimos entonces la comodidad? tenemos miedo acaso de que perderemos nuestros recuerdos? de que perderemos parte de  nuestra historia o nuestra identidad?

La riqueza de esta vida se mide a través de nuestras experiencias. No seas un espectador, atrévete a actuar, a sentir, a saborear y disfrutar del protagonismo de vivir tu propia vida!! Transfórmate continuamente y verás como todo se transforma a tu alrededor.


miércoles, 2 de marzo de 2011

Buscamos lo que queremos o nos obsesionamos con el resultado.

Cómo saber si realmente el objetivo por el que luchamos y aún no alcanzamos, es realmente nuestro camino.

Te has preguntado alguna vez si realmente quieres lo que buscas, o mejor dicho, si sabes realmente qué es lo que quieres?  Y si es así, por qué no lo has conseguido?  Y si resulta que nuestro caminar debería estar orientado hacia otra dirección? Realmente queremos llegar hasta ahí? Es un sueño real o se ha convertido en una obsesión?

Algunas veces la vida se nos torna una lucha constante, una “historia sin fin” en donde a pesar de que los personajes cambian y los decorados son otros, la trama sigue siendo la misma y por lo tanto, el resultado también. Y si resultase que, sin saberlo, somos nosotros mismos quienes nos impedimos alcanzar aquello que queremos?...


Es posible que inconscientemente nos hagamos más difícil el caminar y nos podemos dar cuenta de este sabotaje interno, cuando nos sentimos confundidos, cuando nuestra mente va por un lado y las sensaciones de nuestro cuerpo van por otro. 

Párate un momento a reflexionar en cómo te sientes al pensar en esa meta o sueño tan anhelado? Esta pregunta tal vez te oriente a tus sensaciones, a saber reconocer qué pensamientos te surgen e inmediatamente identificar cuáles son las sensaciones que producen estos pensamientos en tu cuerpo.

Creemos que dándole vueltas al asunto, podremos encontrar una respuesta acertada a nuestras verdaderas necesidades. En oportunidades felices, si, las encontramos, pero en otras, lo que logramos es quedarnos aún más confundidos que antes. Lo más importante es que esta confusión interna, nos va alejando de aquello que realmente nos gustaría y que quizás no tenemos muy claro, sumergiéndonos en un estado de melancolía.

Nuestro cuerpo sí que no miente. En ocasiones, cuando no hay más que runruneo mental, es más sano acudir al cuerpo, volver a nuestras emociones, en ellas encontraremos la verdad, nuestra verdad. 

La vida está llena de preguntas, interrogantes como éstas, que en un momento dado de nuestro camino se hacen figura para llevarnos a encontrar un estado de mayor armonía.
Si no hemos alcanzado aquello que nos hemos propuesto, quizás pueda deberse a alguna de estas razones:

  •  Circunstancias externas que nos han impedido conseguir nuestro objetivo momentáneamente. Podríamos citar miles, desde las más delicadas como enfermedades o duelos, hasta las más hermosas como el nacimiento de un hijo, pasando por catástrofes naturales, políticas y económicas. Todas ellas, sean de la naturaleza que sean, de alguna manera y en ciertos momentos se imponen como prioridad, postergando nuestro sueño hasta otro momento en donde podamos darle cabida y realizarlo (si es que no se transforma en otro)

  • No sabemos realmente lo que queremos. Esto es muy frecuente, estamos tan confundidos entre lo que quieren los demás para nosotros que hemos perdido el norte de nuestras propias necesidades. Demasiados mensajes internos que hemos asumido como nuestros cuando no lo son. Todos tenemos muchas virtudes, dones únicos que nos hacen especiales, que nos permitirían triunfar en aquello que nos propongamos, solo tenemos que darnos la oportunidad de descubrirlos, permitirnos experimentar (experimentarnos) en aquello en lo que somos buenos y nos gusta. Esta es la única manera de fluir, crecer y escalar montañas, superar obstáculos con una sonrisa en la boca, atreviéndonos a ser: NOSOTROS MISMOS.

  • Y la otra opción que podría ser, es que aquello por lo que estamos luchando, no es realmente lo que queremos. Nos hacemos a la idea de que “este” es nuestro objetivo (esta pareja, este trabajo, esta profesión…) porque quizás en algún momento de nuestras vidas lo fue, o nos llamó la atención que fuera…pero la vida ha dado muchas vueltas y no somos los mismos. Es curioso pensar qué rápido pasan los días, cómo cambia todo y qué difícil es hacernos cambiar de parecer en ciertas cosas. Nuestra percepción del tiempo es muchas veces muy poco proporcional con la realidad.

Es aquí cuando me pregunto, te pregunto, si eso para lo cual luchas, esto que te trae muchas veces de cabeza, confundido, es realmente tú objetivo o se ha convertido en una obsesión. 

Si aún lo conservas, pregúntate para qué? Para qué sigues manteniendo esta idea, para qué te serviría hoy alcanzar este sueño. Qué quieres conseguir hoy con esto? Intenta comenzar de cero, a veces detenernos en el tiempo, mirar a nuestro alrededor, ver a otros, a nosotros con estos otros, nos ayuda a tener una visión más amplia de nuestro ahora y darnos cuenta de que quizás este sueño se ha transformado con el tiempo.

Te invito a que realices este ejercicio: Mírate hace un tiempo, cuando originariamente surgió este deseo. Qué hacías? Cómo era tu allá y entonces? Para qué te servía formular esta meta?  Luego que hagas un repaso de todo este tiempo, de todo lo que ha pasado desde entonces, mírate ahora y hazte la misma pregunta, para qué me sirve mantener este objetivo? plantéate de nuevo cómo lo harías hoy. Quizás haya que hacer alguna modificación a este sueño. Permítete ayudarte  y una vez que hayas redefinido tu misión, vuelve al cuerpo y pregúntate, cómo te siente con este cambio. 

La vida es muy compleja pero a la vez muy simple. El punto es que puede ser que aquello que pensamos que es lo que queremos, porque creemos que es lo mejor, en realidad no lo sea y esto nos confunde y por lo tanto las cosas no salen como las planeamos. Ante esto, si no discriminamos, este sueño se convierte en una obsesión y orientamos en vano todas nuestras fuerzas internas y externas para lograrlo.

Como consecuencia, puede haber luchas internas, desesperanzas, frustraciones y sensaciones de infelicidad. Por eso, “hoy” siempre es  buen momento para volver a uno mismo y cambiar. Siempre “hoy”, será el mejor momento para encontrarnos de nuevo.